Se conoce como emperador mogol al gobernante del Imperio mogol, el cual abarcó gran parte del subcontinente indio, principalmente con los países modernos de la India, Pakistán, Afganistán y Bangladés. Comenzaron a gobernar partes de la India a partir de 1526, y en 1700 controlaban la mayor parte del subcontinente. Posteriormente, declinaron con rapidez, pero siguieron reinando de forma nominal en algunos territorios hasta la década de 1850. Los gobernantes mogoles se denominaban a sí mismos como Padishah ("gran rey"), título generalmente traducido como "emperador".[1]
Los mogoles eran una rama de la dinastía timúrida de origen turcomongol, procedente de Asia Central. Su fundador Babur, un príncipe timúrida del valle de Ferganá (en Uzbekistán moderno), era un descendiente directo de Tamerlán, y también estaba emparentado con Gengis Kan a través de su matrimonio con una princesa del clan borjigin establecido en Timur.
Muchos de los emperadores mogoles posteriores tenían una significativa proporción de ascendencia rajputí india y persa a través de alianzas matrimoniales, ya que eran hijos de princesas persas y del clan rajput.[2][3] Akbar, por ejemplo, era mitad persa (su madre era de origen persa), Jahangir era mitad rajputí y un cuarto persa, y Sha Jahan era tres cuartos rajputí.[4]
Durante el reinado de Aurangzeb, el imperio mogol era la economía más grande del mundo, con un valor de más del 25% del PIB mundial. Controlaba casi todo el subcontinente indio, extendiéndose desde Chittagong en el este hasta Kabul y la región del Baluchistán en el oeste; y desde Cachemira en el norte hasta la cuenca del río Kaveri en el sur.[5]
Su población en aquel momento se ha estimado entre 110 y 150 millones de personas (una cuarta parte de la población mundial), en un territorio de más de 4 millones de kilómetros cuadrados.[6] El poder mogol disminuyó rápidamente durante el siglo XVIII; y el último emperador, Bahadur Shah II, fue depuesto en 1857, con el establecimiento del raj británico.[7]
Imperio mogol
El imperio mogol fue fundado por Babur, un príncipe y gobernante timurí de Asia Central, descendiente directo del emperador timurí Tamerlán por el lado de su padre, y por el gobernante mongol Gengis Kan por el lado de su madre.[8] Expulsado de sus dominios ancestrales en Turkistán por Sheybani Khan, el príncipe Babur de 14 años se dirigió a la India para satisfacer sus ambiciones. Se estableció en Kabul y luego se internó en la India, avanzando constantemente hacia el sur desde Afganistán a través del paso Khyber.[8] Las fuerzas de Babur ocuparon gran parte del norte de la India después de su victoria en la batalla de Panipat en 1526.[8] La preocupación por las guerras y las campañas militares, sin embargo, no permitió al nuevo emperador consolidar las conquistas que había logrado en la India.[9] La inestabilidad del imperio se hizo evidente con su hijo, Humayun, que fue expulsado al exilio en Persia por los rebeldes.[8] El exilio de Humayun en Persia estableció lazos diplomáticos entre los safávidas y la corte mogola, y condujo a una creciente influencia cultural de Asia occidental. La restauración del gobierno mogol comenzó después del regreso triunfal de Humayun de Persia en 1555, aunque murió en un accidente poco después.[8] El hijo de Humayun, Akbar, subió al trono bajo un regente, Bairam Khan, que contribuyó a consolidar el imperio mogol en la India.[10]
A través de la guerra y la diplomacia, Akbar pudo extender el imperio en todas las direcciones y controló casi todo el subcontinente indio al norte del río Godavari.[11] Creó una nueva élite gobernante leal al emperador, organizó una administración moderna y fomentó el desarrollo cultural, a la vez que incrementó las transacciones con empresas comerciales europeas.[8] El historiador indio Abraham Eraly señaló que los extranjeros a menudo quedaban impresionados por la fabulosa riqueza de la corte mogol, pero este aspecto reluciente ocultaba realidades más oscuras, a saber, que aproximadamente una cuarta parte del producto nacional bruto del imperio pertenecía a 655 familias, mientras que la mayor parte de los 120 millones de habitantes de la India vivían sumidos en una espantosa pobreza.[12] Después de sufrir lo que parece haber sido un ataque epiléptico en 1578 durante una cacería de tigres, lo que consideraba una experiencia religiosa, Akbar se desencantó del Islam y llegó a abrazar una mezcla sincrética de hinduismo e islam.[13] Permitió la libertad de culto en su corte e intentó resolver las diferencias sociopolíticas y culturales en su imperio estableciendo una nueva religión, denominada Din-i-Ilahi, con fuertes características de culto al emperador.[8] Legó a su hijo un estado internamente estable, que se encontraba en plena edad de oro, pero en poco tiempo surgirían signos de debilidad política.[8]
El hijo de Akbar, Jahangir, "era adicto al opio, descuidaba los asuntos de estado y estaba bajo la influencia de los grupos de interés de la corte rival."[8] Durante el reinado del hijo de Jahangir, Sha Jahan, el esplendor de la corte mogol alcanzó su punto máximo, como se ejemplifica con el Taj Mahal. Sin embargo, el costo de los desmedidos gastos del emperador comenzó a exceder los ingresos disponibles.[8]
El hijo mayor de Shah Jahan, el liberal Dara Shikoh, se convirtió en regente en 1658, como resultado de la enfermedad de su padre. Defendió una cultura y religión hindú-musulmana sincrética. Sin embargo, con el apoyo de la ortodoxia islámica, un hijo menor de Shah Jahan, Aurangzeb, tomó el trono. Aurangzeb derrotó a Dara en 1659 y lo hizo ejecutar.[8] Aunque Shah Jahan se recuperó por completo de su enfermedad, no pudo evitar la guerra de sucesión por el trono entre Dara y Aurangzeb. Finalmente, Aurangzeb accedió al trono y mantuvo a Shah Jahan bajo arresto domiciliario.
Durante el reinado de Aurangzeb, el imperio ganó fuerza política una vez más y se convirtió en la economía más grande del mundo, más de una cuarta parte del PIB mundial, pero su imposición de la ley islámica, la sharia, provocó grandes turbulencias. Expandió el imperio hasta incluir una gran parte del sur de Asia, de forma que en su apogeo, el reino abarcaba 3,2 millones de kilómetros cuadrados, incluidas partes de lo que ahora son la India, Pakistán, Afganistán y Bangladés.[14] Pero después de su muerte en 1707, "muchas partes del imperio se rebelaron abiertamente". Los intentos de[8] Aurangzeb de reconquistar las tierras ancestrales de su familia en Asia Central no tuvieron éxito, mientras que su exitosa conquista de la región del Decán demostró ser una victoria pírrica, que le costó al imperio una gran cantidad de sangre y de recursos económicos.[15] Otro problema para Aurangzeb era que el ejército siempre se había basado en la aristocracia terrateniente del norte de la India, que proporcionaba la caballería para las campañas, y el imperio no tenía nada equivalente al cuerpo de los jenízaros del Imperio Otomano.[15] La larga y costosa conquista del Decán había dañado gravemente el "aura de éxito" que rodeaba a Aurangzeb, y desde finales del siglo XVII en adelante, la aristocracia se volvió cada vez más reacia a proporcionar fuerzas para las guerras del imperio, ante la incierta perspectiva de ser recompensada con tierras como resultado de una guerra exitosa.[15] Además, el hecho de que al concluir la conquista del Decán, Aurangzeb hubiera recompensado muy selectivamente a algunas de las familias nobles con tierras confiscadas en esta región, había dejado insatisfechos a los aristócratas que no recibieron tierras confiscadas como recompensa, y no estaban dispuestos a participar en más campañas.[15] El hijo de Aurangzeb, Shah Alam, derogó las políticas religiosas de su padre e intentó reformar la administración. "Sin embargo, después de su muerte en 1712, la dinastía mogol se hundió en el caos y las violentas disputas. Solo en el año 1719, cuatro emperadores subieron sucesivamente al trono".[8]
Durante el reinado de Muhammad Shah, el imperio comenzó a romperse y vastas extensiones del centro de la India pasaron de los mogoles a manos del imperio maratha. Las campañas bélicas de los mogoles siempre se habían basado en la artillería pesada para los asedios, la caballería pesada para operaciones ofensivas y la caballería ligera para escaramuzas e incursiones.[15] Para controlar una región, siempre habían buscado ocupar alguna fortaleza estratégica, que serviría como un punto clave desde el que emergería el ejército mogol para enfrentarse a cualquier enemigo que desafiara al imperio.[15] Este sistema no solo era caro, sino que también hacía que el ejército fuera algo inflexible, ya que siempre se suponía que el enemigo se retiraría a una fortaleza para ser sitiada o se enzarzaría en una batalla decisiva de aniquilación en campo abierto.[15] Los marathas hindúes eran jinetes expertos que se negaban a participar en grandes batallas, y preferían participar en campañas de guerra de guerrillas a base de incursiones, emboscadas y ataques a las líneas de suministro de los mogoles.[15] Los marathas no podían conquistar las fortalezas de los mogoles por aplastamiento o mediante un asedio formal, ya que carecían de artillería, pero al interceptar constantemente las columnas de suministros, pudieron rendirlas por hambre.[15] Los sucesivos comandantes mogoles se negaron a ajustar sus tácticas y desarrollar una estrategia antiguerrilla adecuada, lo que les llevó a perder cada vez más terreno frente a los maratha.[15] La campaña india de Nader Shah de Persia, culminó con el saqueo de Delhi, aniquilando los restos del poder y del prestigio de los mogoles, además de acelerar drásticamente su declive. Muchas de las élites del imperio buscaron entonces controlar sus propios asuntos y se separaron del antiguo imperio para formar reinos independientes. El emperador mogol, sin embargo, continuó siendo la más alta manifestación de soberanía. No solo la nobleza musulmana, sino también los líderes maratha, hindúes y sijs siguieron participando en los reconocimientos ceremoniales del emperador como soberano de la India.[16]
En las décadas siguientes, afghanos, sijs y marathas lucharon entre sí y contra los mogoles, evidenciando el estado fragmentado del imperio. El emperador mogol Alam II hizo intentos inútiles para revertir el declive mogol y finalmente tuvo que buscar la protección de poderes externos. En 1784, los marathas gobernados por Mahadji Scindia obtuvieron el reconocimiento como protectores del emperador en Delhi, una situación que continuó hasta después de la segunda guerra anglo-maratha. A partir de entonces, la Compañía Británica de las Indias Orientales se convirtió en la protectora de la dinastía mogol en Delhi.[16] Después de una rebelión aplastada en 1857-1858, el último emperador mogol, Bahadur Shah II, fue depuesto por los británicos, quienes luego asumieron el control formal de una gran parte del antiguo imperio,[8] marcando el inicio del raj británico.
Lista de emperadores mogoles
Nota: Los emperadores mogoles practicaron la poligamia. Además de sus esposas, también tenían varias concubinas en su harén, con las que tenían hijos. Esto dificulta la identificación de toda la descendencia de cada emperador.[24]
Árbol genealógico
Referencias
Bibliografía
Lecturas relacionadas
- Majumdar, Ramesh Chandra; Pusalker, A. D.; Majumdar, A. K., eds. (1973). The History and Culture of the Indian People. VII: The Mughal Empire. Bombay: Bharatiya Vidya Bhavan.
Enlaces externos
- Aurangzeb, as he was according to Mughal Records
- British India




